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martes, 24 de junio de 2014

Todo sería más fácil si hablaran

¿Cuántas veces le habré mirado a sus dulces ojos y preguntado : Mi amor,  ¿Qué te pasa? Mamá no sabe porqué estás tan inquieto. Ay ojalá hablaras y pudiera entenderte.
Antes de ser madre pensaba que un bebé sólo podía comunicarse a través del llanto pero la verdad es que con mi hijo he aprendido que los bebés disponen de una gama bastante grande de signos con los que expresarse. Lo dificil está en saber descifrar ese lenguaje no verbal tan desconocido para nosotros.
La clave para entenderlos un poco mejor está, desde mi punto de vista, en el contacto contínuo, la observación y la empatía.
Cuando las necesidades básicas están satisfechas y el bebé sigue inquieto habría que preguntarse si las necesidades emocionales del bebé lo están, si demanda más brazos, presencia, permanencia o mimos.
¿Qué facil sería si hablaran, verdad? Aunque pensándolo bien, muchas veces no sabemos que les pasa a niños/as más mayores que ya saben hablar y si profundizamos más, a veces no nos entendemos ni los adultos.
¿ Será entonces un problema del lenguaje? O ¿Será más bien un problema de comunicación? A veces prestamos más atención a un signo y tratamos de dar respuesta a esa demanda pero el bebé o niño sigue inquieto. Entonces habría que preguntarse si el bebé necesita algo más cuya señal no hemos captado. Situaciones como el bebé está muy cansado pero se pone muy tenso si se intenta dormir podría implicar que tuviera ganas de hacer caca y quedarse limpio o podría ser que estuviera demasiado estresado por la cantidad de estímulos que ha recibido por el día y no pudiera relajarse. O tiene hambre, le alimentamos pero sigue inquieto, quizás no sólo quiera leche, papillas o agua, quizás lo que necesite sea brazos, mimos, atención y disponibilidad. Ayer precisamente me pasó que mi hijo no había comido mucho y estaba como decimos nosotros "como una moto". No quería ni trona ni suelo, así que lo senté en mis piernas y se puso a comer su comida. Estaba tranquilo y comía con gusto. Me dí cuenta que él simplemente demandaba atención y cariño.
Y si hablaran, ¿ Qué nos dirian?, si pudieran explicar cómo se sienten, ¿Qué expresarían? Tal vez, si dejaramos de lado nuestra visión de adulto por un instante podríamos conectar mejor con ellos  y por consiguiente, entenderlos mejor

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Manuela